¡Ay Campanera!
Por fín, este sábado el programa Frontón ha vuelto a la Primera de Televisión Española. Desde el Labrit pudimos contemplar como Josetxo Lizarza y sus cuates inundaron nuestra pantalla a media tarde. Las principales figuras siguen siendo las mismas: los presentadores, el realizador Íñigo Urreaga y el entrevistador contador de pelotazos Juan Carlos González.
Para ello ha tenido que desaparecer de nuestra vida el show de Parada en su Cine de Barrio. Me imagino la decepción de muchas personas al darse cuenta de que no van a contemplar más a Maurijita Diaz de joven, porque de vieja harto sale en todas las Salsas Rosas enseñando sus pornográficas carnes, o como echará de menos ese jubilado de Potasas las tetas de María José Cantudo. Pobres.
Para subsanar todo eso propongo que a esa hora lo que veamos en nuestras pantallas sea un mix, una fusión de Frontón con Cine de Barrio.
Así Josetxo Lizarza comenzaría con ¡Ay Campanera, desde el Labrit de Iruñea!, y mirándonos dulcemente a la camara nos diría: ¡Al Frontón hay que venir follao y desfogao! Verdad amigos.
Entre los puros habanos del público se oiría la voz inconfundible de otra vieja gloria como Sara Montiel, y aquello de Fumando espero al hombre que más quiero, por cierto, la incansable Saritísima debe estar intoxicada de nicotina a tenor de todos los hombres, que según ella, se ha pasado por la entrepierna.
El pianista Julián Retegui interpretaría la copla Soy minero cuando algún pelotari saque carbón y petróleo con el gancho de izquierda, por ejemplo.
Otro gran momento alegórico a la birria de cine de Parada, el Tigre del Bierzo, sería cuando el chico de la mopa saltase a la cancha al grito de ¡Señoriito! cual Gracita Morales en el magistral film Las que van a servir.
Veríamos desde la grada a personajes con boina y una maleta liada con cuerdas gritando a los corredores ¡Qué pasa maño, dame cien colorau! Y al final del encuentro cantaría aquello de Bien pagá, me llaman la Bien pagá.
Esta es la única solución que se me ocurre para convivir las diferentes sensibilidades los sábados a las seis de la tarde en la Primera. ¡Pepe, vente paIturrama! Pal Frontón de López, Vázquez, por supuesto.
Para ello ha tenido que desaparecer de nuestra vida el show de Parada en su Cine de Barrio. Me imagino la decepción de muchas personas al darse cuenta de que no van a contemplar más a Maurijita Diaz de joven, porque de vieja harto sale en todas las Salsas Rosas enseñando sus pornográficas carnes, o como echará de menos ese jubilado de Potasas las tetas de María José Cantudo. Pobres.
Para subsanar todo eso propongo que a esa hora lo que veamos en nuestras pantallas sea un mix, una fusión de Frontón con Cine de Barrio.
Así Josetxo Lizarza comenzaría con ¡Ay Campanera, desde el Labrit de Iruñea!, y mirándonos dulcemente a la camara nos diría: ¡Al Frontón hay que venir follao y desfogao! Verdad amigos.
Entre los puros habanos del público se oiría la voz inconfundible de otra vieja gloria como Sara Montiel, y aquello de Fumando espero al hombre que más quiero, por cierto, la incansable Saritísima debe estar intoxicada de nicotina a tenor de todos los hombres, que según ella, se ha pasado por la entrepierna.
El pianista Julián Retegui interpretaría la copla Soy minero cuando algún pelotari saque carbón y petróleo con el gancho de izquierda, por ejemplo.
Otro gran momento alegórico a la birria de cine de Parada, el Tigre del Bierzo, sería cuando el chico de la mopa saltase a la cancha al grito de ¡Señoriito! cual Gracita Morales en el magistral film Las que van a servir.
Veríamos desde la grada a personajes con boina y una maleta liada con cuerdas gritando a los corredores ¡Qué pasa maño, dame cien colorau! Y al final del encuentro cantaría aquello de Bien pagá, me llaman la Bien pagá.
Esta es la única solución que se me ocurre para convivir las diferentes sensibilidades los sábados a las seis de la tarde en la Primera. ¡Pepe, vente paIturrama! Pal Frontón de López, Vázquez, por supuesto.
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