Lágrimas de San Lorenzo
29, septiembre 2003
El pobre Isidro Nozal pasó las de San Quintín en las iniciáticas rampas adoquinadas de El Escorial. Desde las primeras pedaladas supimos que perdería esta batalla y la Vuelta en Abantos. Una pena. Sus seguidoresderramaron lágrimas de San Lorenzo y se volvió a cumplir la maldición cántabra de no vestirse de amarillo al final, como cuando el desaparecido Alberto Fernández la perdió ante Eric Caritoux por 6 segundos, o aquella que Montoya fue casi toda la ronda líder para perderla a pedales de Pino.
A Nozal se le atragantó la última semana de la Vuelta, le pudo la responsabilidad, el peso del oro y las cuestas que se le hicieron enormes, largas y definitivas.
A su director se le fue la olla en Navacerrada y nos paralizó ante la pantalla con una retahíla de imprecaciones que dejaron en categoría alevín a los carreteros y arrieros. Vaya juramentos. Pienso que tampoco hay que sacar las cosas de quicio, y máxime después de que Manolo Saiz pidiera perdón a Televisión española. Acató la sanción, la cumplió y perdío la Vuelta. Castigo divino por cagarse en lo más alto. Lo triste fue que al olor de este desagradable incidente acudieron las aves mediáticas carroñeras a saldar cuentas con Saiz, como Melchor Mauri que iba diciendo de emisora en emisora que el ganó la Vuelta del 91 luchando contra Lejarreta y Saiz. Cuando todos los buenos aficionados sabemos que la ganó porque desapareció una etapa de Pirineos bajo la nieve y otra se quedó corta. Además ¿cuál fue después el palmarés de este muchacho?
Por desgracia estas poco edificantes imágenes de bronca las vemos en el Plus casi todas las semanas en lo que el Ojo no ve del Día Después. Es la versión deportiva del periodismo de Salsa Rosa y de Crónicas Marcianas. Es el sempiterno mosqueó de Tristán y Helguera cuando no juegan, mostrando un desprecio total contra sus compañeros y técnicos. Qué le vamos a hacer.
Menos mal que las chicas del basket nos mostraron cómo se mete un equipo en la Olimpiada cuando todo estaba perdido. Menuda remontada a base de fé, esperanza y triples. Un servidor que ha sido entrenador de basket femenino, sabe lo que un conjunto de chicas es capaz de sufrir y entregarse colectivamente en pos de la anhelada victoria, desplazando en el Marca unas columnas destinadas a la coleta de Beckham.
Volviendo al ciclismo creo que la polémica con el bisonte de Torrelavega, y la épica remontada de Heras ha despertado el interés general por la Vuelta. Le vienen bien a la ronda española que, por ejemplo, Petachi se imponga en Madrid o que gane el de Béjar al estilo Delgado. Todo es bueno pal convento dijo el prior y llevaba una furcia al hombro.
El pobre Isidro Nozal pasó las de San Quintín en las iniciáticas rampas adoquinadas de El Escorial. Desde las primeras pedaladas supimos que perdería esta batalla y la Vuelta en Abantos. Una pena. Sus seguidoresderramaron lágrimas de San Lorenzo y se volvió a cumplir la maldición cántabra de no vestirse de amarillo al final, como cuando el desaparecido Alberto Fernández la perdió ante Eric Caritoux por 6 segundos, o aquella que Montoya fue casi toda la ronda líder para perderla a pedales de Pino.
A Nozal se le atragantó la última semana de la Vuelta, le pudo la responsabilidad, el peso del oro y las cuestas que se le hicieron enormes, largas y definitivas.
A su director se le fue la olla en Navacerrada y nos paralizó ante la pantalla con una retahíla de imprecaciones que dejaron en categoría alevín a los carreteros y arrieros. Vaya juramentos. Pienso que tampoco hay que sacar las cosas de quicio, y máxime después de que Manolo Saiz pidiera perdón a Televisión española. Acató la sanción, la cumplió y perdío la Vuelta. Castigo divino por cagarse en lo más alto. Lo triste fue que al olor de este desagradable incidente acudieron las aves mediáticas carroñeras a saldar cuentas con Saiz, como Melchor Mauri que iba diciendo de emisora en emisora que el ganó la Vuelta del 91 luchando contra Lejarreta y Saiz. Cuando todos los buenos aficionados sabemos que la ganó porque desapareció una etapa de Pirineos bajo la nieve y otra se quedó corta. Además ¿cuál fue después el palmarés de este muchacho?
Por desgracia estas poco edificantes imágenes de bronca las vemos en el Plus casi todas las semanas en lo que el Ojo no ve del Día Después. Es la versión deportiva del periodismo de Salsa Rosa y de Crónicas Marcianas. Es el sempiterno mosqueó de Tristán y Helguera cuando no juegan, mostrando un desprecio total contra sus compañeros y técnicos. Qué le vamos a hacer.
Menos mal que las chicas del basket nos mostraron cómo se mete un equipo en la Olimpiada cuando todo estaba perdido. Menuda remontada a base de fé, esperanza y triples. Un servidor que ha sido entrenador de basket femenino, sabe lo que un conjunto de chicas es capaz de sufrir y entregarse colectivamente en pos de la anhelada victoria, desplazando en el Marca unas columnas destinadas a la coleta de Beckham.
Volviendo al ciclismo creo que la polémica con el bisonte de Torrelavega, y la épica remontada de Heras ha despertado el interés general por la Vuelta. Le vienen bien a la ronda española que, por ejemplo, Petachi se imponga en Madrid o que gane el de Béjar al estilo Delgado. Todo es bueno pal convento dijo el prior y llevaba una furcia al hombro.
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