Semana negra, descenso a las cloacas
6, octubre 2003
Estos últimos días el deporte se ha codeado en las cloacas con lo más granado del lumpen y la Serie B. El espacio dedicado a la información deportiva en los diferentes medios de comunicación ha compartido minutos con los sucesos de Mijas y Coín.
En un hotel de lujo de Londrés, la semana pasada se producía una supuesta violación de una menor por parte de media docena de jugadores de la Premier Ligue inglesa. Las noticias de tan desalmado acontecimiento nos llegan en clave y hay que leer entre líneas en los sensacionalistas periódicos ingleses para saber qué ocurrió ese sábado negro, en el lujoso Hotel Grosvenor. El grave asunto denota la incompetencia del deporte de élite para formar personas jóvenes con dignidad, respeto y sentido común. Los tratamos como adultos y se convierten en delicuentes juveniles. Qué se puede destilar de un mundo donde damos carta blanca a niñatos colgados de un móvil, que alquilan habitaciones con una Visa Oro mientras piensan como sumar despreciables muescas. El único consuelo que nos queda es que el juez inglés dicte justicia y castigue a los culpables, si lo son, aunque a uno le queda la duda de que el lord de turno, con esa peluca que le asemeja a la oveja Dolly, se atreva con semejantes clónicos.
El asunto de la violación también le ha salpicado a Kobe Brayant, unos de los mejores jugadores de la NBA. El escolta de los Lakers de Los Ángels, que está en Hawaii de pretemporada, dice sentirse aterrorizado, pobre, por el proceso judicial que se ha abierto en Estados Unidos contra él, tras ser denunciado por una camarera de otro hotel lujoso, esta vez en Colorado. Las televisiones se frotan las manos ante los posibles records de audiencia que presumiblemente se van a batir con este proceso. El precedente de OJ Simpson hace presagiar que se atenderá más a la escabrosa vida de Brayant que a los propios partidos de la NBA. Triste.
En Colombia, el escolta del másximo accionista del penúltimo clasificado, saltó al campo para agredir al colegiado. No sabemos si fue por iniciativa propia o porque atendió una seña de su jefe. En el país de los sicarios y de los cárteles de Cali y Medellín este hecho hasta nos parece una anécdota comparado con el clima de violencia que se respira desde Barranquilla hasta Bogotá.
Por último para cerrar esta Semana Negra del deporte. El sábado, Asturias saltaba a la palestra con una noticia propia de Napolés o del barrio bonaerense de Avellaneda. Se suspende un partido de Tercera por los graves incidentes en la grada entre seguidores del Langreo y el Oviedo. Puñetazos y navajazos estuvieron a la orden del día para vergüenza de todos. El tema es gravísimo, y más teniendo en cuenta que el Oviedo ya tiene suspendido otro partido con el Gijón Industrial en previsión de altercados. Que en Tercera División estemos así, aquí, me parece increible. La perpesctiva es más negra que las galeríás de carbón de las cuencas asturianas. Todavía nos quedan Betis-Sevillas, Barças-Madrid (por cierto de vergüenza que el Barcelona no hay cumplido las sanción del cerdo volador) y demás partidos donde los ultras tienen su funesto cuarto de hora mediático. Qué pena.
Estos últimos días el deporte se ha codeado en las cloacas con lo más granado del lumpen y la Serie B. El espacio dedicado a la información deportiva en los diferentes medios de comunicación ha compartido minutos con los sucesos de Mijas y Coín.
En un hotel de lujo de Londrés, la semana pasada se producía una supuesta violación de una menor por parte de media docena de jugadores de la Premier Ligue inglesa. Las noticias de tan desalmado acontecimiento nos llegan en clave y hay que leer entre líneas en los sensacionalistas periódicos ingleses para saber qué ocurrió ese sábado negro, en el lujoso Hotel Grosvenor. El grave asunto denota la incompetencia del deporte de élite para formar personas jóvenes con dignidad, respeto y sentido común. Los tratamos como adultos y se convierten en delicuentes juveniles. Qué se puede destilar de un mundo donde damos carta blanca a niñatos colgados de un móvil, que alquilan habitaciones con una Visa Oro mientras piensan como sumar despreciables muescas. El único consuelo que nos queda es que el juez inglés dicte justicia y castigue a los culpables, si lo son, aunque a uno le queda la duda de que el lord de turno, con esa peluca que le asemeja a la oveja Dolly, se atreva con semejantes clónicos.
El asunto de la violación también le ha salpicado a Kobe Brayant, unos de los mejores jugadores de la NBA. El escolta de los Lakers de Los Ángels, que está en Hawaii de pretemporada, dice sentirse aterrorizado, pobre, por el proceso judicial que se ha abierto en Estados Unidos contra él, tras ser denunciado por una camarera de otro hotel lujoso, esta vez en Colorado. Las televisiones se frotan las manos ante los posibles records de audiencia que presumiblemente se van a batir con este proceso. El precedente de OJ Simpson hace presagiar que se atenderá más a la escabrosa vida de Brayant que a los propios partidos de la NBA. Triste.
En Colombia, el escolta del másximo accionista del penúltimo clasificado, saltó al campo para agredir al colegiado. No sabemos si fue por iniciativa propia o porque atendió una seña de su jefe. En el país de los sicarios y de los cárteles de Cali y Medellín este hecho hasta nos parece una anécdota comparado con el clima de violencia que se respira desde Barranquilla hasta Bogotá.
Por último para cerrar esta Semana Negra del deporte. El sábado, Asturias saltaba a la palestra con una noticia propia de Napolés o del barrio bonaerense de Avellaneda. Se suspende un partido de Tercera por los graves incidentes en la grada entre seguidores del Langreo y el Oviedo. Puñetazos y navajazos estuvieron a la orden del día para vergüenza de todos. El tema es gravísimo, y más teniendo en cuenta que el Oviedo ya tiene suspendido otro partido con el Gijón Industrial en previsión de altercados. Que en Tercera División estemos así, aquí, me parece increible. La perpesctiva es más negra que las galeríás de carbón de las cuencas asturianas. Todavía nos quedan Betis-Sevillas, Barças-Madrid (por cierto de vergüenza que el Barcelona no hay cumplido las sanción del cerdo volador) y demás partidos donde los ultras tienen su funesto cuarto de hora mediático. Qué pena.
0 comentarios