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El Sillón Bol

Pelotas congeladas en Oslo

El miércoles toca Selección. Toca emoción, ánimos, cabreos y esperemos que, al final, alegrías. Que si va a ser una encerrona bajo cero en Oslo, que si no van a encender la calefaccción para que se convierta el campo en un patatal. En fín, echar la culpa al empedrado, por si acaso nos quedamos sin comer bacalo y beber vinho verde este verano en Portugal.
Me da pena como la peña la tiene tomada con Iñaki Sáez. Que si los cambios fueron tarde, que si tenía que haber quitado un lateral, que si el 4-4-1… La mayoría de los listos de la prensa le ponen a parir, pero, y los jugadores ¿qué? Tiene la culpa Saez que Torres y Raúl (¡oh, la dupla periodística!) fallen estrepitosamente. O que Helguera se venga abajo contra Flo, o que Pujol esté bajo mínimos. Pero señores, si era la alineación de la prensa con Reyes dándonos la brasa toda la semana, con el Niño y el del Anillo, con la suplicada pareja del Valencia Albelda y Baraja, con Helguera de central, aunque a él no le guste currar ahí.
Ahora resulta que para el miércoles los medios ya comienzan a pedir a Joaquín desde el inicio, como hace un mes con Valerón. Siempre con presiones para que los jugadores patrocinados por los mass medias salten a la cancha. Preparan la llegada de Del Bosque o de Luis al banquillo de la selección, como hicieron con Camacho. Total ¿para qué? Para llegar a cuartos. Yo lo que quiero es que vuelva Clemente y les de caña a todos, a De la Morena, Poli Rincón, Tomás Guasch y demás fichajes del periodismo posmoderno. Por lo menos nos divertiamos fuera de la cancha porque dentro la selección jugaba igual de mal que con Kubala, Muñoz, Santamaría, Suarez, Miera, Camacho y Saez. ¡Sabino, a mí el pelotón que los arrollo!

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