La maldita última curva
El otoño suele ser una época propicia para el Sillón Bol, bueno, el otoño normal, porque estas altas temperaturas lo que hacen es sacarnos de casa en busca de los últimos coletazos del verano. Así que el sábado me animé a bajar a ver el Portland-Celje en el Pabellón Universitario. Costó, pero al final se ganó a estos aguerridos cerveceros eslovenos. Vi el partido junto a la vibrante narración de Fernando Urra y los atinados comentarios del coach Javier Gracia en Radio Navarra. ¡Menudos dos piliers y talonador que se ha perdido el Iruña de rugby en la primera línea de la melé!
Ya el domingo, basculé zapeando entre la exhibición con las hachas del etxarriarra Floren Nazabal; el ruso Safin en plan boss del Master Serie de Madrid y las modelos recogiendo las bolas y tocando las pelotas al feminismo mediático; el disputado partido desde el Astelena entre dos atrevidos Martínez de Irujo y Bengoestxea VI; el emocionante match de basket en el que el Unicaja de Scariolo falló al final los tiros libres que le ganaban el encuentro contra el Barça, y la última prueba del mundial de Fórmula 1 desde Interlagos, en Brasil. Por momentos, con la envolvente narración de Tele 5, pensé que Fernando Alonso ganaba la prueba, pero entre los neumáticos de seco, las paradas en boxes y el bacheado del circuito nunca supe la situación real de la carrera hasta que Montoya cruzó primero la meta. Alonso quedó cuarto. Igual que en el mundial. Según he leído en la prensa especializada es el asturiano por mucho el mejor piloto de la Fórmula 1. Me imagino que estas distinciones no le harán mucha gracia a Renault al que los entendidos denigran cada Gran Premio. El caso es que Trulli que no corre desde hace unos cuantos pruebas ha quedado sexto.
Y si a la retransmisiones televisivas unimos el auricular de la radio cantándome los goles en el Pizjuan o el Carlos Belmonte y el periódico deportivo informándome de cómo fue la marcha del estadio Metropolitano al Vicente Calderón, pues se pueden imaginar la mirada perpleja de mi familia. En fin, el paraíso del sillonbolista.
Sin embargo, una trágica noticia chafó la buena tarde deportiva. La muerte en accidente de tráfico del ciclista Jokin Ormaetxea ensombreció mi cara vespertina. El azkoitiarra Ormaetxea regresaba de madrugada junto a Joseba Albizu de la fiesta del ciclismo vasco, que se celebra siempre por estas fechas con la Bajada (antes subida) al Txitxarro. Este evento que pone fin a la temporada txirrindulari, fue el último que corrió el ciclista guipuzcoano, que por cierto, había desarrollado casi toda su aventura como aficionado en equipos navarros. Ayer por la tarde fue enterrado en Azkoitia. Descanse en paz.
Ya el domingo, basculé zapeando entre la exhibición con las hachas del etxarriarra Floren Nazabal; el ruso Safin en plan boss del Master Serie de Madrid y las modelos recogiendo las bolas y tocando las pelotas al feminismo mediático; el disputado partido desde el Astelena entre dos atrevidos Martínez de Irujo y Bengoestxea VI; el emocionante match de basket en el que el Unicaja de Scariolo falló al final los tiros libres que le ganaban el encuentro contra el Barça, y la última prueba del mundial de Fórmula 1 desde Interlagos, en Brasil. Por momentos, con la envolvente narración de Tele 5, pensé que Fernando Alonso ganaba la prueba, pero entre los neumáticos de seco, las paradas en boxes y el bacheado del circuito nunca supe la situación real de la carrera hasta que Montoya cruzó primero la meta. Alonso quedó cuarto. Igual que en el mundial. Según he leído en la prensa especializada es el asturiano por mucho el mejor piloto de la Fórmula 1. Me imagino que estas distinciones no le harán mucha gracia a Renault al que los entendidos denigran cada Gran Premio. El caso es que Trulli que no corre desde hace unos cuantos pruebas ha quedado sexto.
Y si a la retransmisiones televisivas unimos el auricular de la radio cantándome los goles en el Pizjuan o el Carlos Belmonte y el periódico deportivo informándome de cómo fue la marcha del estadio Metropolitano al Vicente Calderón, pues se pueden imaginar la mirada perpleja de mi familia. En fin, el paraíso del sillonbolista.
Sin embargo, una trágica noticia chafó la buena tarde deportiva. La muerte en accidente de tráfico del ciclista Jokin Ormaetxea ensombreció mi cara vespertina. El azkoitiarra Ormaetxea regresaba de madrugada junto a Joseba Albizu de la fiesta del ciclismo vasco, que se celebra siempre por estas fechas con la Bajada (antes subida) al Txitxarro. Este evento que pone fin a la temporada txirrindulari, fue el último que corrió el ciclista guipuzcoano, que por cierto, había desarrollado casi toda su aventura como aficionado en equipos navarros. Ayer por la tarde fue enterrado en Azkoitia. Descanse en paz.
2 comentarios
jorge gutiérrez -
javi -