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El Sillón Bol

A más

Desde hace mucho tiempo he mantenido una tenebrosa perspectiva con respecto al terrorismo: siempre se puede ir a peor, o sea el famoso salto cualitativo. Desde que el grupo islamista GIA argelino lo mismo asesinaba a periodistas laicos, pasaba a cuchillo a inocentes monjas clarisas o degollaba pueblos enteros en la Kabilia bereber he pensado que el fanatismo político y religioso, y sus terroríficos métodos de amedrentar a la población, irían a más.
Lo pudimos comprobar en el Bernabéu. Hasta ahora el deporte era un refugio seguro de la indiscriminación terrorista. Bastó el paranoico contexto que se vive en Madrid desde el 11-M y las recientes bombas/propagandas del pasado puente, para que una falsa llamada, autentificada por Gara y la Policia, siembre en unos instantes nuestra mente de siniestros presagios.

Yo preparaba el domingo la cena con la radio puesta, atento a los minutos finales de un partido vibrante, cuando saltó la noticia. Me vino a la cabeza las grandes avalanchas de público en Heyssel, Inglaterra o la última de Ghana, donde perecieron cien personas. Apagué el fuego, me puse los auriculares y acudí al televisor. La primera cadena en dar la noticia fue ETB2, luego lo hizo Tele 5 y Canal Plus. Las imágenes mostraban que la gente desalojaba Chamartín relativamente tranquila. Di un suspiro de alivio. En ocho minutos 75.000 personas abandonaron sin incidentes el estadio. El pánico se apoderó sólo de los oyentes de radio y espectadores de televisión.

Corren malos tiempos para el fútbol en directo. Uno lleva a sus hijos al estadio y unos cuantos energúmenos hacen el mono para insultar a los jugadores de color. Uno lleva a sus sobrinos a ver un encuentro de fútbol y el grito que más se escucha es el de españoles hijos de puta (con perdón), uno lleva a su hijo al fútbol, se cagan en su madre y le tildan de vasco asesino de mierda (con perdón) y uno lleva a su hija al fútbol y tiene que marcharse incrédulo antes de tiempo porque un desalmado juega a liberar la patria (con perdón).
Lo peor de todo es que ahora estas amenazas se reproducirán en todas direcciones, en lo que los teóricos llaman la Netwar, o sea la guerra en red. Otro salto cualitativo. Sólo nos queda la Play Station 25.

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