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El Sillón Bol

La maldita última curva

El otoño suele ser una época propicia para el Sillón Bol, bueno, el otoño normal, porque estas altas temperaturas lo que hacen es sacarnos de casa en busca de los últimos coletazos del verano. Así que el sábado me animé a bajar a ver el Portland-Celje en el Pabellón Universitario. Costó, pero al final se ganó a estos aguerridos cerveceros eslovenos. Vi el partido junto a la vibrante narración de Fernando Urra y los atinados comentarios del coach Javier Gracia en Radio Navarra. ¡Menudos dos piliers y talonador que se ha perdido el Iruña de rugby en la primera línea de la melé!

Ya el domingo, basculé zapeando entre la exhibición con las hachas del etxarriarra Floren Nazabal; el ruso Safin en plan boss del Master Serie de Madrid y las modelos recogiendo las bolas y tocando las pelotas al feminismo mediático; el disputado partido desde el Astelena entre dos atrevidos Martínez de Irujo y Bengoestxea VI; el emocionante match de basket en el que el Unicaja de Scariolo falló al final los tiros libres que le ganaban el encuentro contra el Barça, y la última prueba del mundial de Fórmula 1 desde Interlagos, en Brasil. Por momentos, con la envolvente narración de Tele 5, pensé que Fernando Alonso ganaba la prueba, pero entre los neumáticos de seco, las paradas en boxes y el bacheado del circuito nunca supe la situación real de la carrera hasta que Montoya cruzó primero la meta. Alonso quedó cuarto. Igual que en el mundial. Según he leído en la prensa especializada es el asturiano por mucho el mejor piloto de la Fórmula 1. Me imagino que estas distinciones no le harán mucha gracia a Renault al que los entendidos denigran cada Gran Premio. El caso es que Trulli que no corre desde hace unos cuantos pruebas ha quedado sexto.

Y si a la retransmisiones televisivas unimos el auricular de la radio cantándome los goles en el Pizjuan o el Carlos Belmonte y el periódico deportivo informándome de cómo fue la marcha del estadio Metropolitano al Vicente Calderón, pues se pueden imaginar la mirada perpleja de mi familia. En fin, el paraíso del sillonbolista.

Sin embargo, una trágica noticia chafó la buena tarde deportiva. La muerte en accidente de tráfico del ciclista Jokin Ormaetxea ensombreció mi cara vespertina. El azkoitiarra Ormaetxea regresaba de madrugada junto a Joseba Albizu de la fiesta del ciclismo vasco, que se celebra siempre por estas fechas con la Bajada (antes subida) al Txitxarro. Este evento que pone fin a la temporada txirrindulari, fue el último que corrió el ciclista guipuzcoano, que por cierto, había desarrollado casi toda su aventura como aficionado en equipos navarros. Ayer por la tarde fue enterrado en Azkoitia. Descanse en paz.

Sudar el peto de entrenador

Sé que hoy debería hablar del gran éxito de Dani Pedrosa al proclamarse campeón del mundo de 250 centímetros cúbicos. Sin duda, es una alegría mayúscula que un chaval de 19 años les dé caña a otros veteranos motoristas más duchos en la categoría. Reconozco que la alegría en su pueblo natal me contagió la matinal de ayer, ni que decir de la satisfacción de su padre, que yo creo que pesa todavía menos que el propio Dani.
También podría referirme al espectáculo de Valentino Rossi, que no le dejó ni las migas a Sete Gibernau. Rossi, en mi modesta opinión, es uno de esos grandes deportistas de la historia, comparable a Eddy Merckx en ciclismo. Ya andan temblando en la Fórmula 1. El doctore es capaz de ganar con el Renault de Alonso.

Sin embargo, hoy quiero referirme al hecho que contemplé en el Marca del domingo: un entrenador de fútbol que entrena con micrófono como los de fútbol americano y Madonna en sus giras. Antonio Tapia, que así se llama el ínclito, es el mister del Málaga B; en el reportaje nos informaban que era un enamorado de su deporte y que aplicaba novedosas metodologías de entrenamiento: el estudió, la estadística, la programación, etc. eran su manera habitual de entrenar.
Es una de las rara avis que se dan en el fútbol. No hay que cosa que más me supere que la de contemplar como un entrenador de fútbol participa directamente en las sesiones con sus jugadores. Si el coach ha sido defensa en su época de jugador, ya está al Camacho de turno, sudando el peto fosforito en el partidillo habitual que juega hasta el fisioterapeuta. Si el entrenador ha tenido una pierna de terciopelo, ya le tenemos demostrando a sus pupilos, día tras día, cómo se sacan las faltas y los corners o cómo se tiran los penaltis cuando entrena a los porteros, en vez de dejar a sus futbolistas que sean ellos los que ensayen con los guardametas.

En otros deportes esto no es habitual. En la NBA ningún entrenador juega el partidillo final del entrenamiento. Su sitio está en la banda corrigiendo los errores. En general, en el basket es así. Los entrenadores no corren en los entrenamientos. Tienen la mente fresca para enseñar los sistemas de ataque y defensa. En el fútbol no. El entrenador se tiene que calzar las botas, ponerse el chándal, antaño hacían la horterada de ponerse el pantalón de deporte por encima del chándal, eso era el no va más; el mister en el fútbol tiene que correr como el carrilero, e incluso hacen el calentamiento con pelliza como Luis Aragonés. ¿Ustedes se imaginan a Scariolo realizando la rueda de calentamiento con el traje de Armani puesto?

¡Menuda encerrona!

Este largo puente del Pilar poco tiempo he dedicado al Sillón Bol, más que nada, porque fui incapaz de sintonizar las televisiones españolas allá en las Landas francesas. Poco me importó. Me perdí la victoria de la selección de fútbol contra Bélgica y a cambio contemplé el paupérrimo empate de Francia con Irlanda en París. No me gustaron ni Thierry Henri, a quien Luis Aragonés ha convertido en un nuevo Kunta Kinte, ni Pirés, preocupado de que su melena se alzara al viento por la banda de Saint Denis, ni Vieira, que al igual que Reyes deslumbran en el Arsenal pero que con la casaca de su país dejan mucho que desear.

De mi estancia a orillas del bravo océano Atlántico me ha llamado la atención que en esa región de Francia el fútbol no es el deporte rey. Allá, en Aquitania, el balón redondo deja paso al balón oval. El rugby ocupa la mayoría de los espacios deportivos. La prensa local se hace eco de los XV de sus respectivas ciudades. Ya sean el Biarritz Olimpique, el Aviron Balonaix, el Pau, Agen, Dax. Mont de Marsan y tantos equipos en los diferentes divisiones de rugby.

Ya de vuelta a casa nunca he deseado tanto que acabé un partido como el de ayer. Y más sabiendo que después venía la serie Aquí no ha quien viva. Vaya peñazo que nos tragamos desde Vilnius. He ojeado la prensa de hoy y más o menos coinciden en que fue el peor partido de España en mucho tiempo. Algunos ya añoran a Clemente, que por lo menos con él los jugadores se dejaban los huevos.
Según me comentan, el 40% de la audiencia del total que comenzaron el encuentro no conectó con el encuentro en el segundo tiempo. Huyó a otras cadenas. No me extraña, porque hay que ser masoquista para tragarse a pollos corriendo sin cabeza, al overbooking de desconcertados delanteros con el que obsequió Luis a la crítica menotista, al cemento de una grada acostumbrada al baloncesto arte de Homicius, Sabonis, Marchulenis, Iovaisa, Jasikevicius o Macijauskas y que tuvo que apechugar con la triste imagen de la División Azul deambulando por el frente ruso. Si a todo esto, unimos los comentarios didácticos del insufrible JJ Santos pues lo lógico es que la audiencia se pase a los telediarios y a la información meteorológica. Por lo menos ahí nos enteramos de si el anticiclón de las Azores se va de una vez, porque lo que tenemos claro es que la borrasca se cierne en el camino del Mundial 2006.

Volata arco iris

Verona está enamorada de Óscar Freire. La ciudad del Veneto ama apasionadamente al cántabro. La Arena romana rindió pleitesía al César del arco iris. Julieta, pasa de Romeo, y se asoma al balcón de Óscar para entregarle su amor eterno. El domingo en su ciudad talisman los Montesco y Capuletos hicieron pasillo al de Torrelavega, la pulga deja paso al bisonte.

La estampida de Freire fue espectacular. Con la rodilla de Bettini llena de linimento en boxes, la locomotora hispana se puso a rodar en plan Fassa Bartolo, parecía el AVE, pero sin socavones. A falta de dos vueltas comenté a los que estaban viendo conmigo la retransmisión por la 2 "gana Freire". Se sorprendieron de mi contundencia y les argumenté que, por no sé que extrañas circunstancias, los corredores tienen una relación especial con las ciudades que hacen de meta. Les recordé a González de Galdeano que siempre gana cuando la Vuelta llega a Gijón, a Piepoli y sus seguras victorias en Neila o en la Subida a Urkiola, a Abdujaparov que ganaba en París, a Musew en Roubaix y a Moreno Argentin, aquel sprinter italiano que se parecía a Hugo Sánchez, en la Lieja-Bastogne-Lieja. Estos ciclistas, por lo que sea, afrontan sus llegadas favoritas con un grado de concentración máximo, y normalmente no defraudan.

Y así ocurrió el domingo. Freire en su fuero interno sabía que no desilusionaría al vetusto adoquín de la parte vieja de Verona. La ciudad de Romeo y Julieta le iba a ayudar a enfundarse el maillot arco iris, con esos preciosos colores que enarbolan pacifistas, gays y campeones del mundo txirrindulari. El amor propio de Óscar contagió a Valverde, que sucumbió a los encantos del cántabro para que le lanzara en el sprint. A falta de dos kilómetros, en una de esas tomas aéreas que nos sirvió la RAI, aprecié como el murciano, el del casco verde, subía a Freire a los primeros lugares. Entonces, volví a advertir a mis cuñados: Freire gana, le va a lanzar Valverde. Arriesgué bastante con la predicción porque ya habían entrado por detrás Zabel y O'Grady, dos duros huesos para la volata final. Sin embargo, a falta de 200 metros vi apartarse a Valverde y dejar paso a los dientes afilados de un imparable Óscar Freire. Tricampeón, igualando en entorchados a Binda, al impronunciable Van der Stemberg y al mismísimo Eddy Merckx. Eso si es un campeón de clase mundial, y no los galácticos reñidos con otro arco iris, el del gol.

La Vuelta, como los sanfermines entre semana, para los de casa

Bonito fin de semana de Sillón Bol el que he podido disfrutar bajo este sol del membrillo otoñal, que siempre me carga las pilas en el inicio de la temporada.
El sábado el Athletic con un soberbio primer tiempo escaldó al equipo del gato de Odessa. Parece ser que el Año Mariano del Madrid tendrá que esperar. Mal asunto para Florentine que se equivocó de profeta Samuel. No hay ni comparación entre Eto'o que corre, y juega, como un negro para vivir como un blanco, y el Muro, que en vez de ser de cemento armado es de merengue, blanco, por supuesto.

Ya el domingo, el pipiolo Nadal nos metió en la final de la Davis. Esperan el B-52 de Roddick y sus misiles Scud. Algo habrá que hacer para frenar a los yankees; por ejemplo, jugar en la playa de la Barceloneta. El partido será allá por diciembre, para entonces esperemos que esté hecho el recuento de las presidenciales norteamericanas de noviembre, que quede algo de Florida tras los huracanes y que Aznar declame ya bien en su inglés de Jorgetown. ¿Por cierto, con quién irá José Mari, con sus idolatrados americanos o con la armada mozarabe?

Sin embargo, este fin de semana la Vuelta ha acaparado mi atención, y no sé si la del resto de televidentes, porque me da la impresión que interesa cada vez menos este Campeonato de España en Fondo en Carretera por etapas. Me hubiera gustado que ganara Santi Pérez. No porque tenga algo en contra del trivencedor Heras, ni incluso del entendido de Manolo Sainz, pero es que el chaval asturianín es el único que me ha transmitido emoción por las recién asfaltadas carreteras hispanas. A ver si aprende su paisano Fernando Alonso y gana algo este año, y menos rollos con el coche. El caso es que Heras dejó de interesarme desde que optó por ser escudero de Armstrong en vez de convertirse en un líder con opciones en el Tour.

También me alegro por el podium de Paco Mancebo, un ciclista que parece que siempre va enganchado en el camión de Cárnicas Capellán. Y por supuesto, un sobresaliente para mis paisanos del Café Baqué que ganaron un etapón con Cárdenas en la Covatilla, además del maillot de la Montaña.
Lo peor de la Vuelta ha sido, sin duda alguna, la actuación del Euskaltel. A los que parece que se les acabó la gasolina en la Subida a Arrate, vísperas del Tour. Por no hablar de Draculin Hamilton y su hemotrasfusión, que da más miedo que vergüenza.
Es lo que tiene el ciclismo, que al final se parece más a Hospital Central que al resumen de la 2.

¡Cómo van a correr los Rolling!

La jornada de liga futbolera nos ha recolocado definitivamente en el síndrome postvacacional. Los carruseles deportivos son un indicio de que ya llevamos unos cuantos días currando de lo lindo. Aunque los insoportables calores de estos días nos aseveren que estamos en verano, para toda la peña el otoño ya llegó.
Así que, a mi pesar, me he encontrado zapeando por las diferentes secciones de deportes de los telediarios para ver los goles de la jornada. Por cierto, el mejor gol ha sido el de Milosevic al Depor. Creo que la cara de mala leche del chetnik serbio la contemplaremos unas cuantas veces por las pantallas del boy Sergio Sauca, el cínico JJ Santos y el carburante Lobato.
Por mi parte auguro una gran crisis para los de Jabo Irureta. Además, esos muchachos siempre andan metidos en guerras intestinas y pocas veces ponen ese ardor al servicio del equipo.
El Madrid gana, pero juega igual de mal que con Queiroz. Huelen a Rolling Stone tocando en la Peineta, o sea a naftalina con clase.
El Barça vence con mejor juego, pero no vemos a Ronaldinho, empeñado éste en disfrutar con su selección y atracando Can Barça.
El Valencia no convence, el caso Mista es la mascletá que le puede estallar a Rainieri en cualquier momento, y más teniendo en cuenta a la peor afición del mundo a la hora de apoyar a los suyos, capaz de silbar a su equipo con la Supercopa en el bolsillo y ganando 2-0.
Del Athletic la mejor noticia es que el cartel de Sanfermines 2004, que iba a llevar por camiseta en UEFA, parece que se quedará en un mal recuerdo. Ojo, porque puede ser una prenda de coleccionismo; como esas series de sellos malditas o con defecto.
Del resto de equipos todavía no estoy muy puesto. Necesito otro fin de semana de ¡Goool en La Condomina!

La Vuelta sigue dando espectáculo en las etapas levantinas, con un Heras candidato a ganarla, pero con muchos tapados.
Por su parte la planeadora de Astillero se ha llevado para la Bahía de Santander por segundo año consecutivo la Bandera de La Concha. Y como es habitual Alonso se sale de la pista y echa la culpa al coche y a los comisarios.
Pero vuelvo al fútbol y ruego para que desciendan las temperaturas, ya que necesito que haga mal tiempo para ver con ganas la Champion;es que con este calor un Madrid-Leverkussen parece una semifinal del Torneo Maspalomoas.

Mi anhelado Sillón Bol

Volvemos a la cita semanal del Sillón Bol, tras un verano en el que le hemos metido una paliza considerable. Desde nuestros aposentos veraniegos hemos contemplado lo que se ha podido de la Olimpiada ateniense. En la parte negativa del evento, aparte del energúmeno del día del maratón, yo destacaría la decepción en los deportes de equipo. Pese a jugar bien en hockey, baloncesto y balonmano nos faltó un plus para traernos una medalla. Los norteamericanos metieron todos sus triples de la Olimpiada ese día, y a los penaltis del balonmano se llegó fondú.

Tampoco se ganó ninguna medalla de oro en atletismo, el deporte rey. En artes marciales, muy mal (esperemos que el Pabellón Faliro no sea gafe para Santi Pesquera, en la competición de Boccia, en las Paralimipadas que comienzan el 17 próximo). Por su parte, en natación, el otro deporte rey olímpico, ¡Doctor, no somos nadie!

En lo positivo, lógicamente, hay que destacar los oros. El de canoa del rockero David Cal, que se ha declarado seguidor del grupo de Berriozar Marea. El de Gervasio Defer en el potro de la gimnasia (donde la competición se ha visto una vez más manipulada por la jeta de los jueces). Y el oro de Fernández y Martínez en el forynaining de vela.

En cuanto a mis mejore momentos olímpicos son: el 1.500 y el 5.000 de El Guerrouj, impresionante el magrebí ante el keniata Lagar y el etiope Bekele. El 10.000 del mencionado Bekele que fue asombroso. El dominio keniata en 3.000 obstáculos. El desparpajo de Phelps en natación. La competitividad con clase de Argentina en basket y la contundencia de Croacia en balonmano.

Ya de vuelta a mi Sillón Bol de siempre me ha venido el bajón. España, a fútbol, sigue jugando igual de mal que en junio, Ni el entrenador del consenso, ni nada. No jugamos ni a carabá. El Lyberty Seguros pierde credibilidad y el Euskaltel se descalabra, como en el Tour. Valentino Rossi sigue ganando, a Fernando Alonso siempre le pasa algo y la trainera de Astillero continúa arrasando en La Concha.
La única novedad televisiva que me ha llamado la atención es que Karlos Arguiñano sale a la misma hora por dos cadenas. ¡Manda perejiles!

El periodista deportivo

Durante la Eurocopa de Portugal nos enlazaremos con el blog El Periodista deportivo que edita Martín Arrantzale.

San Roberto

Ayer fue el día de los Robertos. En la Bicicleta Vasca Roberto Laiseka se impuso en la mítica subida a Arrate, Roberto Heras ganó la general de dicha prueba, Roberto Locatelli venció en la cilindrada de 125 en Mugello, el arquero de Boca Juniors Roberto Abbondanzieri debutó con la selección argentina, mantuvo su puerta cero, eso sí, su equipo fue incapaz de meter un gol a Paraguay, y a Roberto Carlos el Madrid le dio un ultimatum para que renovara por el club blanco, a ver si es verdad, le perdemos de vista y le da la brasa al ruso.

En la Euskal Bizikleta me enganché por primera vez en esa temporada al ciclismo. Ya se huele el Tour y la afición está con ganas de ver a los corredores en plena forma, disputando con ganas las pruebas. Es el caso de los Liberty Seguros de Manolo Saiz. El preparador de Torrelavega ya comienza a reglar su engranaje de cara al Tour. Otra cosa es que le ocurra alguna desgacia, porque Manolo Saiz está gafado en la Grande Boucle. Las repletas rampas de Arrate y las cunetas de la crono entre Elorrio y Matiena me emocionaron y me volvieron a ratificar que la afición que hay al ciclismo en esa zona no es comparable a otros lugares. Y si no fíjense en otras carreras de cinco días y entre todas no llegan a la peña que había ayer en Usartza.
En lo deportivo vimos como los Euskaltel andan como motos y a Roberto Heras presentar sus credenciales al Tour de Francia. Sin embargo, la noticia ciclista del día no se dio en la Euskal Bizikleta sino en la Dauphine Liberé ya que Iban Mayo se impuso en la prólogo a Armstrong y Hamilton. A eso hay que añadir su segundo puesto del sábado en la Clásica de los Alpes y tenemos al amigo Mayo como otro serio aspirante al Tour. ¡Qué bien nos lo vamos a pasar en julio!

Ayer también vimos como Rossi le echó muchos huevos en la pista mojada de Mugello y se llevo la prueba de Motos GP. Sete encendió la calculadora y se conformó con la segunda posición antes de salir rodando ante la hilaridad de los tiofsi. Por la tarde la final masculina de Roland Garros nos mostraba otra final monocolor. Si el sábado fue el día de la ensaladilla rusa, el domingo tocó el asado argentino. Y frito se quedo Coria cuando llevaba el partido encarrilado y le entraron los calambres que hicieron resurgir a Gastón Gaudio. 27 años después de Guillermo Vilas otro argentino se coronaba rey del polvo de ladrillo.

Por último, la Selección ya está en Portugal y ya tenemos el debate Valerón, durará hasta el partido del sábado frente a Rusia cuando salga el canario y ante el frente ruso ni las huela. Automáticamente surgirá el debate Torres ante Portugal, y después el debate banda izquierda, y así hasta que nos manden para casa y los poderes fácticos apunten "ya lo decía yo". Otro seleccionador al patíbulo please.

Hasta la gorra

La verdad que este fin de semana estoy un poco out de la actualidad deportiva.
He tenido una boda en mi Duranguesado natal y he andado más pendiente de que el champán estuviera fresco que de si Alonso consigue de una vez otro anhelado podium.
Presencié los últimos minutos del Estudiantes-Tau, y como vaticinamos en este sillón bol los pupilos de Pepu Hernandez se les están atragantando a los de Vitoria. Todo queda para el decisivo partido del miércoles en el Buesa Arena. Desde hace días el Barça espera plácidamente al otro finalista.

El resto de la información deportiva gira en lo habitual por estas fechas. El Giro que ha encumbrado a un bambino llamado Cunego, al que su jefe de filas Gilberto Simoni le llamó bastardo por no atender las ordenes de equipo y marcharse en el Paso di Gavia para adelante. Sin embargo, ayer los dos estaban bien prietiitos en el podium. La verdad es que el Giro ha pasado como una exhalación y con poco interés. Nos queda el buen sabor de boca de Cunego y la esperanza de verle pronto enfrentado a otras estrellas txirrrindularis. Por cierto, este sábado vi entrenarse a Iban Mayo por las carreteras del Valle de Atxondo, y me vino a la cabeza eso de ¿estaré contemplando al próximo ganador del Tour? Ya veremos como andan el americano, el alemán y los Liberty de Manolo Sainz

Cambiando de tema, en buena hora se puso el seleccionador Iñaki Saez la visera. Menudo juego que está dando a la tabloide prensa deportiva la gorra de marras. Lo que me apena es que se está cumpliendo el guión de los días previos de una cita importante en las competiciones futbolísticas. La prensa, como Ronaldo se ha puesto a dieta y Beckham ya está con el once de la rosa, pues venga a darle caña al seleccionador. A sacarle de sus casillas, a ponerle nervioso, a forzarle a que diga a alguna bouatade, a que el equipo se descentre, a dar la coña de por qué no juegan juntos Valeron, Raúl y Torres, a sumirnos en la habitual depresión pre campeonato y a preparar el original titular de ¡Otra vez en cuartos para casa! Será, una vez más, el momento de demostrar la fuerza de los medios, a los que les importa un pito lo que haga España, frente a unos chavales que lo único que quieren es jugar al fútbol y que no les den la brasa.

Por último ¿se han dado cuenta de que es obligatorio para le prensa madrileño/madridista, colocar la coletilla "el mejor del mundo en su puesto" cuando se escribe de Roberto Carlos, alias el Canso? Pues eso, el mejor del mundo en su puesto me tiene hasta los mismísimos, lo mismo que me tuvo Rivaldo cuando un día sí y otro también pugnaba por el secular aumento de ficha en el Barça. El Madrid ganará, y descansará, si deja irse al mejor del mundo en su puesto.

El Giro adolescente

El Giro de Italia da sus últimas bocanadas, y tras los registros de anoche salta de las páginas deportivas a las de sucesos. Gracias a ETB en las imágenes y a RNE, que tiene desplazados a dos corresponsales, me estoy enterando del nacimiento del bambino de oro Cunego. Espero ansioso en mi sillón bol el paso del Gavia de mañana.

Uno recuerda el Giro como componente de su etapa infantil y adolescente, donde ninguna cadena lo echaba por televisión y nos teníamos que apañar con la pizarra en el escaparate de la tienda de Bicicletas Castillo en Durango, que puntualmente nos informaba de la Etapa del Día y la Clasificación General. Era el ciclismo romántico, en el que nunca veías una imagen (a lo sumo unos segundos en el telediario); te fiabas de las crónicas periodísticas, a las que añadías tus dosis de imaginación, y visualizabas a Merckx sufriendo tras el enésimo hachazo de Fuente en las Dolomitas.

Eran los Giros voraces del caníbal belga (Meckx una vez esprintó bajo una pancarta del PCI creyendo que era una meta volante); era el Giro del desaparecido José Manuel Fuente Tarangu (el corredor asturiano del mítico equipo Kas alternaba días de gloria por las cumbres alpinas con estruendosas pájaras); del vitoriano Paco Galdos, que a punto estuvo de ganarle un Giro a Bertoglio, que ni él sabe como aguantó la ascensión al Stelvio –alguno dijo que al italiano lo subieron en camioneta–; era el Giro de mi paisano Andrés Gandarias que ganó una etapa reina con más de 20 minutos de diferencia, estableciendo un récord en las escapadas; y fue el Giro de Santiesteban, que dejó su vida en la bajada de un maldito y engravillado puerto siciliano. Cuando vimos la noticia en la pizarra de Castillo nos quedamos helados, en mi pueblo hubo hasta funeral por el alma del santanderino.

Ese era el ciclismo épico que nos transmitía el Giro de nuestra edad de la inocencia, luego, ya con la tele, vendrían las aburridas etapas llanas para que Saronni y Moser se enfundaran la maglia rosa. O aquel año en que una heladora nevada convirtió al Paso di Gavia en un lugar mítico, el holandés Johan Van der Velde pasó primero por la cumbre, y abajo, en la meta perdió 45 minutos, imagínense cómo de dramática fue la bajada. Ese día los carruseles deportivos desgastaron el famoso calificativo de la Bajada a los Infiernos de Dante.

Y por supuesto, también pudimos contemplar a través de la pequeña pantalla el triunfo y la clase de Indurain por la Marmolada, el Pordoi, Santuario de Oropa, etc. ¿Y qué decir del espectáculo del desaparecido Pantani?, último juguete roto del deporte.
Ahora el interés estriba en ver si Petachi ganará en Milán o si Cunego osará dejar a rueda a su capo Simoni.
Pero te pasa como cuando se compara una novela y su transcripción cinematográfica, es muy difícil que el lenguaje visual supere al imaginario. En fin, en estas décadas hemos pasado, entre otras cosas, de la pizarra de Castillo a la fusión digital y el recepetor de plasma, casi nada.

La resaca de Montecarlo

Tras la boda real del sábado un servidor y súbdito tenía verdadero interés por contemplar el careto de Ernesto de Hannover en el Gran Premio de Montecarlo. Desde luego no es lo mejor para dos resacas consecutivas (la de la noche del viernes y la propia del sábado regio) situarse en el balcón del Gran Casino monegasco y dejar que los motores rugiendo a 300 por hora te descerrajen las pocas neuronas que quedan sanas.

No vi a Ernesto en la entrega de la copa al vencedor Trulli, el otro de Renault, que de momento va mejor que Fernando Alonso. Pude percibir, sin embargo, que la princesa Carolina sí se había peinado para este acto, cosa que no pudo hacer para la boda, me imagino que a causa de la crisis de nervios que le entró cuando esperó en vano a que Ernesto se dignara a abandonar la noche madrileña para llegar puntual a la alfombra roja.

El Gran Premio de Montecarlo nunca es aburrido, y esta edición no iba a ser menos. En la primera salida se le caló a algún patas el monoplaza y pudimos comprobar lo bajo de forma que están los mecánicos cuando tuvieron que correr, con una especie de compresor a cuestas, para poner a punto a los coches.
Luego vino el humo (tipo fumata habemus Papam) del Toyota de Sato, parecía que estábamos viendo los dibujos animados de los coches locos cuando Pierr Nodoyuna empleaba este tipo de artimañas para hacer perder la paciencia de sus enemigos. Lo peor se lo llevó el pobre Fisichella que se dio una angustiosa vuelta de campana.

Con Trulli primero y Alonso segundo nos las prometíamos muy felices porque los comentaristas nos habían asegurado que el asturianos adelantaría al italiano en la espectacular parada en boxes. En esto llegó la publicidad y por el ventanuco superior izquierda pudimos deducir que era Fernando Alonso el que se había pegado la piña en el túnel.
El muchacho estaba muy mosqueado con Ralf Schumacher porque según los entendidos le había dejado la zona sucia en el adelantamiento del doblaje.
Por supuesto todos los analistas y periodistas patrios han arremetido contra el malvado teutón. A mí me parece que no fue para tanto. Lo más normal es que a esa velociddad alguien se vaya contra las paredes del túnel. ¿A quién se le ocurre adelantar, aunque sea a un doblado, a 300 por hora en un túnel urbano? No podía haber esperado a la salida. Está claro que Alonso tiene muchos huevos y hace cosas increíbles, pero que alguna vez le salen mal. Lo que no puede hacer Ralf es desaparecer en esa especie de tren de la bruja. Además ya vimos después que Schumacher, el bueno, pinchó en el túnel, le quedó el interior del mismo a Montoya y éste le tocó en la zona limpia. O sea que lo del accidente en el famoso túnel estaba cantado que a alguno le iba a tocar.

Sin embargo pese al espectáculo de la ruleta monegasca y por acabar con este cuento de príncipes y princesas que hemos padecido este fin de semana, me quedo, sin lugar a dudas, con la belleza oriental, con un toque casual, de la reina Rania de Jordania. Impresionante. Esa si que es galáctica y no el cansaalmas de Roberto Carlos.

Tiempo de play offs

Tanto la liga ACB como la NBA están inmersos en los llamado play off que nos van decir quiénes son los mejores acá y allá.
En nuestra liga la sorpresa ha sido que el equipo con más presupuesto y más galáctico, el Pamesa, ha sido eliminado por el Unicaja del Bello Scariolo. De nada le ha servido a los valencianos tener a Oberto, Tomasevic o Rigodeau. Este año la fiesta en el Turia sólo es futbolera.

En la NBA si alguién dudaba de los Lakers tras el 2-0 inicial de los San Antonio Spurs, se las han resuelto de un plumazo los chicos de Phil Jackson y del presunto Kobe Bryant, que cada vez que vuelve tarde del juicio de Colorado mete la pila de puntos.

Regresando a nuestra liga percibimos un ligero favorito en el Tau. El factor cancha puede ser determinante. Eso sí, antes se tendrá que deshacer de un equipo incordio como el Estudiantes, alguna vez ya se les ha atragantado a los vitorianos los muchachos del Ramiro de Maeztu. Es curuiosa la paradoja de que un equipo de barrio bien como el Estudiantes, nada menos que de la calle Serrrano, logré reunir a miles de personas en Carabanchel. Es como si las competiciones del Tenis se trasladaran durante un tiempo, por ejemplo, a Berriozar, algún PTV pondría el grito en los Caídos.
La otra semifinal la dilucidarán el renacido Unicaja y el Barça del soso Pesic, casi no parece ni yugoslavo.

La postemporada norteamericana está que arde, han forzado el séptimo partido los Pistons de Detroit y los Sacramentos Kings. Como he dicho, los únicos que están clasificados para su final de conferencia son los Lakers en el Oeste. En el este Indiana tiene dos oportunidades frente a Miami. Por lo tanto parece que la fiebre amarilla de Los Ángeles está presta a ofrecer el anillo de campeones a Karl Malone, Twister O`Neal, y a Justicia para todos Kobe Bryant.

Llega el vídeo a la pelota

Pese a que hubo otros grandes protagonistas del fin de semana televisivo como el Gran Premio de Fórmula 1 desde Montmeló, el comienzo del Giro, las chicas de la natación sincronizada haciendo piruetas, Eto’o deslumbrnado en el Bernabeu y la Naranja Mecánica ganando la liga de las galaxis, lo que más me hizo disfrutar fue el partido asombroso de Juan Martínez de Irujo. ¡Qué manera de jugar a pelota! Todo lo hizo perfecto el duque de Ibero.

La otra cuestión pelotazale tuvo lugar el sábado en el Labrit en el simulacro de partido entre Eugi y Xala. Por primera vez en la historia de la pelota el video rearbitro un tanto.
Creo que fue en el tanto 18 de Eugi. La dejada la había echado Xala de manera ingenua, Patxi arrancó con cierto retraso pero todos vimos en el frontón que llegó al primer bote. Sin embargo el juez de falta decretó dos botes para asombro del respetable y de Eugi. Hubo protestas. La gente dirigió sus miradas haciá el set de TVE1 donde Josetxo Lizarza y Rubén Beloki comentaban el partido. Se pasó la seña de que era claramente a un bote.
El juez de pasa se percató de que el error de su compañero era considerable y convocó un conclave cerca del stand de Coca Cola, parecía la típica protesta en una partido de baloncesto frente a la mesa de anotadores con los árbitros desbordados y el delegado FIBA comiéndoles la oreja.
Y ocurrió lo nunca visto en pelota, se cambió la decisión y el tanto cayó para el lado del de Aoiz. Todos pensábamos que como mucho el juez iba a dar vuelta, pero nos equivocamos porque se atendió a la tozuda veracidad mostrada por la tele.

En fin, que ya la pelota se parece al fútbol UEFA cuando el vídeo le pilló a Roberto Carlos con el puño en la cara de Demichelis.
¿Será el comienzo para que las nuevas tecnologías se incluyan de manera determinante en los partidos de pelota? No es una cuestión baladí. Otros deportes como el tradicional rugby ya tiene un juez de vídeo, y ni que decir del fútbol americano donde los entrenadores pueden pedir que se rearbitre una decisón a través de la pantalla. ¿Será la ocasión para que el juez que se sienta en la mesa realicé una labor importante, y no sólo se dedique a mostrar las tarjetonas de los tiempos muertos como si fuera un guardamarinas?

Agua de Jerez

La estrella de este Sillón Bol del fin de semana fue Sete Gibernau. El catalán pilotando bajo la lluvia fue capaz de mantenerse sobre las dos ruedas a doscientos y pico y ganar en el peligroso circuito de Jerez. Los italianos Max Biaggi y el doctor Rossi sólo pudieron sentirle a través del limpiaparabris de su casco y del vapor de agua que destilaba la rueda de atrás de Sete. 22 pruebas llevaba Valentino sin pisar el podium.

Ahora bien los que se merecen un Gran Premio fueron los miles y miles aficionados que bajo una tremenda tromba de agua soportaron las tres cilindradas. Eso los que pudieron llegar al circuito, porque otros miles de personas tuvieron que mentar a la madres de las autoridades y la organización por falta de previsión y tenerles colapsados entre cuatro y cinco horas en los seis kilómetros que hay desde Jerez. Increíble. Conozco personalmente a una par de conocidos que sufrieron el atasco. Paga 13.000 pesetas para sólo llegar a la carrera de GP, y para colmo lloviendo como cuando no había tranvías.

La otra alegría de la jornada fue el empate del San Antonio en Ciudad Real, que unido al morrazo del Barça en Cangas nos hace soñar con la Champion del balonmano. Se nota que el Portland está en racha.

No como el Madrid que ve como se le escapa la liga a base de cansancio, patadas por detrás y mala suerte. Al Barça le va a pasar como esas etapas en las que acabamos diciendo del segundo, si llega a tener un kilómetro más gana. Mientras tanto disfrutemos de la clase e intuición de Ronaldinho.

Por último ya sabemos que después de Indurain hay vida. Koldo Gil venció en la Vuelta a Castilla y León y da una alegría a la afición navarra. Cosa, por cierto, que no hace Osasuna empeñada en seguir entre la clase media.

La araña negra

Ya tenemos al Portland San Antonio campeón de la Recopa europea de balonmano. Son nueve títulos en cinco años para el equipo pamplonés. Casi nada.
La verdad es que nos llevamos mucha alegría con este triunfo que arregla un poco el año de tantos sinsabores para el San Antonio. La figura de Fermín Tajadura hará que el 2004 sea recordado por la afición como el año del adiós definitivo del gran dirigente navarro y el de la victoria en tan importante competición.

También durante este fin de semana nos hemos dado cuenta que la Araña Negra no era el mítico portero ruso Yashin sino otro con nombre también cirílico: Vladimir Rivero.
El cubano con un 50% de paradas encarriló la victoria antoniana. Su abrazo con su madre María de Jesús nos transportó a la geografía caribeña de guarachas, guajiras, sones, santeras y orishas. Todas estas imágenes se fundieron con el gran capitán Mateo Garralda levantando la Copa con el brazalate de la bandera de Navarra y la txapela del padre de Alberto Martín, parecía Juan Cruz Allí en algún Nafarroa Oinez.

Ya el domingo, bajé con tiempo a la cafetería para disfrutar del clásico del fútbol español. Allí estaban mis apreciados lobos de bar prestos a desgañitarse a favor del Madrid o del Barça. Había hasta un grupo de ingleses deseosos de aplaudir a Beckham, por cierto, con esa rapada tiene un look mix entre un skin londinense y Demi Moore en la Teniente O’Neill.

Por un momento parecía imposible que los blancos no marcasen, salvaron la goleada azulgrana los reflejos del irregular Victor Valdes y la jeta…y los huevos de Puyol. Luego llegó el gol de Solari (un tio que siempre cumple), el plantillazo de Figo y su lógica expulsión, el cabezazo a placer de Kluivert, la sutil vaselina de Ronaldinho y la gracil coz de Xavi. Cuando esto ocurrió el bar casi se cae del griterio. Nunca hubiese pensado que en la vieja Iruña hubiera tanta peña del Barça.

Una última cosa, no quisiera finalizar este Sillón Bol sin destacar la hazaña de Davide Rebellin, un ciclista italiano que en una semana ha vencido en tres prestigiosas clásicas: Amstel Gold Race de Holanda y en las belgas Flecha Valona y Lieja-Bastogne-Lieja. Chapeau ragazzo.

La última curva

Alguna vez he manifestado en este Sillón bol que los deportes de motor no formaban parte de mi pasión. Soy incapaz de distinguir un Vectra de un Sierra. Sin embargo he de agradecer a que el domingo saliera triste, gris, lluvioso y frío. Ello hizo que cogiera los suplementos dominicales y en un principio me sumergiera en la lectura y el análisis sobre los zumbado de AlQaida, las nuevas ministras de ZP o la derrota de Los Serrano frente a Aquí no hay quien viva. De acompañamiento tenía puesto el televisor en la Primera, sabedor de que comenzaba el mundial de motos y que era más apetecible escuchar a Valentín Requena y a Angel Nieto que la Santa Misa desde algún convento benidictino y el programa Luar, ese que da la vasca sobre muñeiras gallegas, dyangos y juanpardos.

A la carrera de 125 no le presté mucha atención. Comprobé que era disputada, pero no me sonaban los motoristas, salvo Pablo Nieto y Barberá. Al final, en la última curva, un italiano le birlaba a otro la victoria en un estadio sudafricano que parecía Holanda. No se veía ningún negro.

La prueba de dos y medio la seguí entera. Bien porque me motivaron en los prolegómenos de la retransmisión, o bien porque había leido que Pedrosa había cumplido metiéndose entre los tres primeros en los entrenamientos. El caso es que desde el domingo Dani Pedrosa tiene un ferviente seguidor más. Un chaval de 18 años, el más joven en ganar en 250, con los tobillos todavía doloridos y recordándole sus meses de silla de rueda, y sin pretemporada, es capaz de ganar como un veterano en la última curva a uno de los favoritos. Ni que decir que la última vuelta la seguí de pie gritando aquello de “que huevos tienes muchacho”. Dani puede ser nuestro Indurain de las motos.

Eso, si Valentino Rossi se pasa a los rallys o a la Fórmula 1. The doctor Rossi es un diamante deportivo al que tienes el orgullo de decir “yo le ví correr”. Lo que hizo el domingo en el circuito de Welkome en Sudáfrica es sublime. Su victoria, también en la última curva, engrandece al deportista por encima de las máquinas. Su retiro espiritual junto a los neumáticos al finalizar la prueba nos emocionó al estilo de Sorpresa Sorpresa. La Yamaha que pilotó Rossi no ganaba una carrera desde hacía dos años y un Mundial desde hacía catorce. El año pasado lo máximo que consiguió fue un tercer puesto. La Honda con la que otrora arrasó no le sirvió a Max Biaggi para ganar, ese que había dicho de qué sería capaz Rossi con su Yamaha. Pues nada, la primera en la frente amigo Max.
En fin, que estamos esperando como locos el Gran Premio de Jerez, lo que no sé es si comprarme ya la chupa de cuero.

La Plaza Marte (Relato): El chino Ramírez

El chino Ramírez metió el puerco al corralillo, le echó de comer las cascaras del fongo que su madre había freído con manteca y se dio cuenta que para fin de año el animalito tendría el peso ideal. Estaba de vacaciones en la ebanistería en la que también trabajaba su padrastro, su verdadero padre había huido con una tremenda negra, otra de tantas, a La Habana donde tocaba los juegos.

El chino aprovechaba las vacaciones para no perderse ninguna mañana las tertulias de los fanáticos deportivos. Su especialidad era el atletismo, podía recitar los récords mundiales de 1.500 desde los tiempos de Sebastian Coe, sin contar las modalidades en que los cubanos han destacado: el salto largo, el alto, los cuatrocientos de Juantorena y los 800 de Ana Fidelia.

Dijo adiós a su mamá y le gritó que hoy llegaría algo tarde a almorzar. Le llamaban el chino, aunque su piel era puro chocolate con leche, porque todavía se adivinaban en sus ojos el origen cantonés de su bisabuelo, aquel que vino en el Orozco y trabajó en la lavandería de la calle Heredia. El chino tenía un amigo en el Morro que era guía de la fortaleza que se alzaba a la entraba de la bahía de Santiago, éste a su vez tenía una hermana que a veces le acompañaba y que cuando se abanicaba en la torreta las partes del chino se endurecían. Además preparaba un cocido criollo que hasta los ojos se le enderezaban.

Remos de fuego

El rancio sabor de lo auténtico discurrió el domingo por los meandros del Támesis. Cambridge se impuso con polémica a Oxford en la tradicional regata británica. Los light blue de Cambridge bogaron hasta la extenuación para conseguir la 78 victoria de las 150 disputadas hasta ahora.

La universidad de Oxford ha presentado una queja formal porque al inicio de la prueba los remos de Cambridge se enzarzaron con los suyos, y dicen que les hizo perder el ritmo. Yo sin embargo creo que la victoria de Cambridge fue justa y que dio un bonito repaso a Oxford.

Las camisetas de los remeros de las dos míticas universidades recuerdan a las de los muchachos de Carros de Fuego, lo que hace que el tiempo se detenga cuando los chicos del banco móvil bogan por el Támesis. Mientras en los vetustos despachos universitarios los viejos profesores paladean su tabaco de pipa, miran el reloj de la iglesia de la torre gótica, preparan la clase de filosofía, toman el té de las five oclock y preguntan a Mister Hawkins por el resultado de la prueba.

Lo que si me llamó la atención es que algún remero excedía con creces la pinta de estudiante de paleontología, por ejemplo. A ver si estas regatas, con los fichajes que realizan las universidades para derrotar al enemigo secular, van a ser como nuestras tunas, que el más joven de los que canta Clavelitos hizo el Preu.

Este fin de semana, y siguiendo con ese sabor del deporte auténtico, Francia se ha proclamado campeón del VI Naciones de Rugby. Lo hizo en Saint Denis ante su gran rival Inglaterra. Por lo tanto el vuelco no sólo lo ha dado la izquierda en las elecciones regionales francesas, sino que también el Gallo ha picado la Rosa, actual campeona del mundo, y ha conseguido el Gram Slam, esto es, ganar todos los partidos.

La otra selección que sale reforzada del Torneo es Irlanda que se ha apuntado la Triple Corona, que se otorga al quince británico o irlandés que vence al resto de sus hermanas. Para Escocia ha sido la Cuchara de Madera, ya que no ha ganado ningún partido. Esto sumirá a Edimburgo en la depresión colectiva. La Cuchara de Madera es peor que si le bebés el último trago de whiskie de malta a un escocés en un pub de Glasgow.

¡Cuánto tiempo!

Regreso al sillón bol tras unos convulsos días que posiblemente marquen las próximas décadas. Durante este tiempo me he visto inmerso en el Camino de Santiago y las noticias deportivas no dejaban de ser anécdotas insulsas comparadas con todo lo que nos cayó encima.

Desde entonces ha pasado toda una vida, muchas vidas que se detuvieron en los andenes de la muerte y en la estación de Atocha, que tiene nombre de desaparecido estadio. Gentes del pueblo que iban a trabajar con la ilusión de leer con el traquetreo del tren en el Marca o el As el estado de forma de Ronaldo o el Niño Torres. Sin embargo dejaron en el cercanias su futuro y el de los suyos porque a unos locos se les ocurrió darle una alegría a Alá. ¡Dios que mundo!

Días después llega el vuelco, aparece ZP y mete al Barça en el palco y en la liga. Ese 14 de marzo Titín III y Goñi III se encasquetan una merecida txapela de campeones del Torneo de Parejas de pelota. Y yo por el Bierzo comiendo botillo.

El miércoles la avispa maña pica sin compasión en la piel cremosa del Madrid y ofrece la Copa a la Pilarica junto al Ebro que certifica la defunción del Plan Hidrológico Nacional. Y yo flipando con el pulpo en Melide.

Ya este fin de semana vuelvo a la normalidad y contemplo por la pequeña pantalla la grandeza de Óscar Freire en San Remo, donde Erik Zabel cantó, y de que manera, en el festival de las vanidades del sprint. La clasiccisima con la cual comienza la primavera nos da la primera alegría. Eso sí, el ex Kelme Manzano acecha con el manto negro del doping en el ciclismo.

El domingo volvimos a maravillarnos con el etíope Kenenisa Bekele, un joven veterano del Sillón Bol, que arrasa en los crosses cortos y largos, como el café, como su piel.
Antes Fernando Alonso realiza una primera vuelta de ensueño en Malasia, las otras 50 son para el sideral Schumacher.
Y antes, en la tarde del sábado, somos capaces de meterle cuatro al Madrid del cansaalmas Valdano. ¿Se puede pedir más? Sí, que los mártires de Al Queda se dediquen al onanismo y a su autodestrucción.